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El campo de actuación de Tomás Camarero Arribas se inscribe en el Desarrollo de conceptos de marca y de comunicación, Investigación de consumidor, Análisis de tendencias y Marketing sostenible.

El objetivo es desarrollar la innovación conceptual para la solución de problemas y aprovechamiento de oportunidades de las marcas.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Estamos perdiendo el tiempo

Hay países donde se gana al tiempo y países donde se pierde el tiempo. Tengo la impresión que nos ha tocado vivir en un país del segundo tipo. Sin caer en el tremendismo y el fatalismo, hay señales evidentes, reales y palpables de que seguimos los movimientos del cangrejo.

La noticia de que Alemania va a necesitar mano de obra cualificada y, posiblemente, eche mano del mercado laboral español, donde hay un elevadísimo nivel de desempleo, nos hace retroceder a la época de los años 50/60 cuando nuestros padres, tíos o abuelos cogían la maleta de madera para irse a trabajar a Alemania.

La diferencia es que, en aquella época, se trataba de mano de obra poco cualificada y lo que ahora demanda la locomotora europea es mano de obra cualificada. Hemos cambiado la maleta de madera por la de diseño Sansonite o Fun&Basics. Algo más grave todavía, ya que se trata de una masa crítica de gente con cualificaciones superiores y que un país no debería permitirse perder. Ocurre, de forma similar, con los médicos y enfermeras españoles tan demandados en el mercado británico.

Hay más signos de que la realidad española sufre un deprimente “coitus interruptus”. Todo el mundo se acuerda y echa de menos aquella ayuda de 400 euros otorgadas a las familias españolas y que nos colocaba a un nivel cercano al del resto de países europeos más avanzados en términos de redistribución, protección, bienestar y justicia social. Lo que yo llamo “calidad social”. Como todos sabemos, esa ayuda ha desaparecido por causa de la crisis. La crisis es la gran justificación de todo.

Os acordáis seguramente que se nos decía por todas partes que éramos líderes en energías alternativas. Un mercado donde existen grandes oportunidades de creación de empleo y de modernización y cambio de la economía. Primero se nos habló de que ¡se temía una nueva burbuja de las energías alternativas! y se ha acabado quitando ayudas e incentivos a estas energías. Gigantesco y desesperante error. Lo pagaremos carísimo.

Tenemos muy presente el boom inmobiliario que nos ha llevado a enladrillar toda la costa española y a hacer otros tipos de esperpentos parecidos. No hemos aprovechado esta “oportunidad” para convertirnos en grandes expertos en construcción sostenible, bioclimática o “inteligente” que nos colocara a la vanguardia de lo que va a ser la arquitectura del futuro de las eficiencias energéticas y de respeto medioambiental. Solamente nos ha interesado la pasta rápida y fresca. Lamentable.

Pero el colmo de todo esto os lo voy a contar inmediatamente. Queríamos tener una BBC y para ello se decidió quitar la publicidad de la televisión estatal. Por fin teníamos el placer (y el derecho) de poder ver una película sin cortes ni interrupciones y sin quedarnos hasta las tantas de la noche. Pues bien, parece ser que la Asociación de Anunciantes está dialogando con el Gobierno para quizá hacer posible que ¡vuelva la publicidad a la tele estatal! Esto es de una hilaridad desternillante.

Así no podemos seguir. La propia Administración no cumple en muchas ocasiones su compromiso de respeto medioambiental, ni siquiera cumple con un reciclaje cuidadoso, separando los diferentes materiales en los diferentes contenedores. No da ejemplo. Pero eso sí, luego nos da clases de cómo hacerlo.

No podemos crear una sociedad dinámica si cuando los emprendedores y las personas con iniciativa en la creación de negocios pasan antes por una carrera de obstáculos para conseguir financiación. En la Comunidad de Madrid deben pasar un cursillo de formación y se tarda bastante en soltar la gallina (el dinero, vamos).

No tengo respuesta para esta pregunta; ¿cómo vamos a canalizar la energía e ilusión que queda en nosotros? No se trata tampoco de encontrar la solución en una mera alternativa política, vista la bochornosa mediocridad de toda nuestra clase política…

(Publicado en I&M. Investigación y Marketing, revista de Aedemo, nº 111, junio 2011)

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